La violencia estética es un fenómeno social que afecta principalmente a las mujeres, se traduce frecuentemente en una presión desmedida desde todos los ámbitos sociales para alcanzar un canon de belleza determinado.
La existencia de estereotipos sobre los cuerpos, especialmente los femeninos, tiene efectos negativos en la salud de muchas personas. Aunque también afecta a los hombres, lo hace en menor medida. Las mujeres se ven influenciadas para modificar su apariencia y cumplir con una noción de belleza que en realidad es arbitraria, producto de consensos sociales, culturales y temporales tácitos.
En este artículo hablamos de:
¿Qué es la violencia estética?
La violencia estética es un tipo de agresión o presión social que se ejerce sobre las personas, especialmente las mujeres, en relación con su apariencia física y su conformidad con los estándares de belleza tradicionalmente impuestos por la sociedad. También es conocida como violencia de género estética o violencia de belleza
Aunque es un concepto novedoso, históricamente ha estado presente, aunque no se ha visibilizado como otras formas de violencia. Desde el inicio de nuestras vidas, las niñas y las mujeres tienen un ideal de belleza claro. El aspecto físico se convierte en un pilar fundamental para nuestro éxito.
Causas de la violencia de belleza
Algunas de las causas de este tipo de violencia viene desde tiempos atrás cuando nuestro cuerpo es donde nos identificamos y nos identifican. Está sometido a relaciones de poder y se le ha otorgado un sentido social. Anteriormente, el cuerpo era considerado una herramienta de trabajo y reproducción, pero con el tiempo, se le han atribuido nuevos significados y sentidos, incluyendo el de “cuerpo cosificado”.
No hay una época en la historia en la que no se haya ejercido algún tipo de violencia estética. Los estándares de belleza han variado a lo largo de la historia occidental, desde las representaciones de venus hasta las mujeres voluptuosas del barroco.
Aunque se dice que “la belleza está en el ojo del espectador”, los estereotipos son otra cosa. Una apariencia atractiva abre puertas, inspira envidias y sirve de musa para poetas, músicos y pintores. Por ejemplo, Antínoo fue deificado por su belleza, la hetaira Friné evitó la muerte mostrando su cuerpo desnudo, y Marilyn Monroe sigue siendo una figura icónica a pesar de su fallecimiento hace más de 60 años.
¿Cómo nos afecta la violencia estética?
Cuidar nuestra apariencia se nos presenta como una obligación para demostrar nuestra feminidad, entre otras cosas. Las mujeres que no se ajustan a estos estereotipos o no cumplen con los cánones de belleza establecidos son cuestionadas e incluso excluidas de ciertos contextos sociales. En la sociedad actual, el cuerpo se valora como un signo de estatus y éxito, en gran medida debido a la influencia mediática.
Arrugas, canas, estrías, celulitis, flacidez… son marcas que deja el paso del tiempo en nuestros cuerpos. ¿Por qué empeñarnos en negarlas o desestimarlas? Además, la belleza está asociada a la juventud, y ninguna cultura ha logrado liberarse de la obsesión por combatir los signos del envejecimiento con una amplia gama de productos y procedimientos estéticos. Aunque se dice que “la suerte de la fea la desea la guapa”, en realidad todos soñamos con cumplir con los cánones de belleza de nuestra época.
La violencia estética es un ataque contra la diversidad de los cuerpos y el derecho a ser tratados con respeto. Los estereotipos de belleza y el constante bombardeo mediático, incluyendo las redes sociales, generan angustia y culpa por no cumplir con un ideal inalcanzable.
¿Qué podemos hacer para erradicar la violencia estética?
Es fundamental comprender que este canon de belleza es artificial y extremadamente difícil de alcanzar para la mayoría. Cada persona es única y diferente en cuerpo y mente, y debemos normalizar y celebrar esta diversidad. Mientras mantengamos la salud, debemos aceptar y abrazar lo que la naturaleza nos ha dado.
Sigamos trabajando en el cambio, desafiando patrones poco saludables y promoviendo la salud, especialmente la salud mental. Como dijo Arthur Schopenhauer, “La mayor de las locuras es sacrificar la salud por cualquier otro tipo de felicidad”.
Sobre el autor
María Florencia Rodriguez Mon psicóloga argentina que trabaja desde el modelo cognitivo -conductual a partir del cual se aborda aquellos pensamientos, conductas y emociones que te llevan a tener conductas y reacciones desadaptativas. ¡Conócela dando click aquí!