La agresividad es un comportamiento que se manifiesta a través de actitudes hostiles o violentas en diferentes contextos, ya sean sociales, laborales o personales. Este término se utiliza para describir una tendencia a responder de manera defensiva o incluso ofensiva ante determinadas situaciones.
La agresividad puede variar desde leves expresiones de irritación hasta actos más intensos que involucran confrontaciones físicas o verbales. En este sentido, la agresividad no siempre implica un daño intencional, ya que en algunas ocasiones es una respuesta natural ante el estrés o una amenaza percibida.
Es importante señalar que, si bien la agresividad puede ser una reacción inherente en muchos seres humanos, también puede ser un signo de problemas emocionales o dificultades en la gestión de emociones. Las conductas agresivas, cuando son constantes o desproporcionadas, pueden afectar negativamente las relaciones interpersonales y la calidad de vida. Por ello, comprender y gestionar la agresividad es fundamental para crear entornos saludables y prevenir conflictos.
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