Las emociones son reacciones físicas y químicas ante un estímulo externo o algo tan personal como un pensamiento. Según estos, la reacción de hombres y mujeres será más o menos intensa.
Suele ocurrir que estas reacciones psicofisiológicas son tan fuertes que la persona actúa impulsivamente y sin control. Por ello, profesionales de la salud practican técnicas para trabajar en la intensidad de esas respuestas en la ayuda psicológica.
La psicoterapeuta, Ana Balaguer, explica que las emociones se enfrentan con la regulación. No se huye de ellas, no se eliminan o siquiera existe control. No se pueden dejar de sentir, recalca la especialista.
Son reacciones básicas. Es posible regular su intensidad, lo que influye en los sentimientos que se construyen a partir de esa experiencia o estímulo que vive la persona, añade Balaguer.
“No podemos controlar la emoción, pero sí el pensamiento”.
Se aprenderá a identificar las emociones en la regulación o gestión de estas. ¿Qué siento?, ¿en qué momento?, ¿delante de quién? Son preguntas que ayudan a denominar qué es lo que se estás sintiendo y bajo cuáles circunstancias. Lo que implica una preparación previa ante los estímulos.
La psicoterapeuta también plantea la necesidad de comprender las funciones de la emoción que siente el individuo.
“Las emociones tienen una función adaptativa. Existen para que nos sepamos adaptar a nuestro entorno y podamos sobrevivir. Después de identificarla, descubre para qué ha venido”.
Las emociones presentan una funcionalidad porque sirven como indicadores positivos o negativos ante una experiencia. Además, identifican los estados emocionales del resto de las personas y actúan en consecuencia.
Son los guías para futuros escenarios que se procesan junto a los sentimientos. Permiten conocer más el estado de nuestros semejantes, puntualiza la especialista.
Cuatro estados de las emociones
Las emociones se reducen a cuatro estados.
- Miedo: su función es proteger ante un peligro físico o psicológico. Los miedos se manifiestan ante situaciones en las que no se tienen suficientes recursos, por eso se relacionan con la ansiedad. A esto se debe el miedo a lo desconocido.
- Enfado: también protege. Se siente cuando se han sobrepasado el límite de tolerancia.
- Alegría: se manifiesta cuando se ha alcanzado un logro o ha ocurrido algo satisfactorio. Su función es que el individuo sea consciente de ello y repita lo que produjo el bienestar.
- Tristeza: aunque es una de las emociones que menos se quiere sentir, acompaña en el dolor emocional. También invita a momentos de soledad, a veces reflexiva.
Balaguer recomienda meditar sobre el comportamiento en base a una emoción para tomar conciencia sobre la conducta.
Cuando hay falta de gestión emocional, la conducta resultante suele ser impulsiva o paralizante, explica. “Esta hace que todavía nos sintamos peor”.
La psicoterapeuta invita a reconocer las emociones para actuar con conciencia y no bajo la impulsividad.
“Si aprendemos a identificar la situación y la emoción resultante, podremos hacer una pausa antes de la conducta impulsiva. Esta servirá para reflexionar y tomar consciencia de lo que estamos sintiendo. Es este el momento en el que aplicaremos la regulación emocional”.
Las emociones, con ayuda psicológica online guiada, se pueden regular mediante técnicas de relajación, respiración, control físico corporal y ejercicio físico. También se regulan emociones al tener mejores habilidades sociales y al aprender a expresarlas correctamente.
Con estas herramientas se puede disminuir la intensidad de la emoción desagradable para regularla o gestionarla.