La astenia es una sensación persistente de cansancio, debilidad o falta de energía que no desaparece incluso después de descansar. Este síntoma puede ser tanto físico como mental, y suele presentarse como una incapacidad para realizar actividades cotidianas con normalidad.
A menudo está asociada a trastornos médicos como infecciones, enfermedades crónicas, anemias o alteraciones hormonales, aunque también puede ser consecuencia de factores emocionales como el estrés, la ansiedad o la depresión. La astenia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que indica que algo no está funcionando correctamente en el organismo. Su tratamiento depende de identificar y abordar la causa subyacente.
En este artículo hablamos de:
¿Qué es la astenia?
La astenia es una condición que provoca fatiga y debilidad persistentes, tanto física como mental. Esta fatiga va más allá del cansancio normal y afecta la calidad de vida, requiriendo un diagnóstico y manejo adecuados. Puede presentarse como síntoma de diversas condiciones médicas, desde problemas nutricionales hasta estados psicológicos como la depresión y la ansiedad.
Síntomas de astenia
La astenia presenta síntomas que afectan la vida diaria y no mejoran con el descanso. Entre los síntomas más comunes se encuentran:
- Debilidad muscular persistente, que se siente como si se hubiera realizado un esfuerzo excesivo.
- Cansancio extremo, que no desaparece tras dormir.
- Dificultades cognitivas, como problemas de concentración y “mente nublada”
- Irritabilidad y cambios de humor, con mayor susceptibilidad a la frustración
- Trastornos del sueño, que pueden incluir insomnio o sueño de baja calidad
Un ejemplo significativo se observa en pacientes oncológicos, donde la astenia reduce notablemente la calidad de vida.
Tipos de astenia
La astenia se clasifica principalmente en astenia física y astenia mental, cada una con causas y manifestaciones distintas.
- Astenia física: Fatiga corporal persistente relacionada con enfermedades crónicas como hipotiroidismo o deficiencias nutricionales (por ejemplo, carencia de hierro). La astenia post-COVID es un ejemplo de este tipo.
- Astenia mental: Asociada a factores psicológicos como estrés, ansiedad y depresión, con síntomas de desmotivación y problemas de concentración. La identificación del tipo de astenia es clave para el tratamiento, ya que se utilizan diferentes enfoques, como la terapia nutricional y la psicoterapia.
Causas de astenia
La astenia puede tener origen en diversos factores:
- Genéticos: Condiciones como la hipercalciuria idiopática, con un componente poligénico.
- Ambientales: Exposiciones a la contaminación y climas extremos, aunque se requiere más investigación.
- Sociales: Factores como bajo nivel socioeconómico, educación limitada y falta de cohesión social.
Un ejemplo relevante es el impacto de las enfermedades multimórbidas, donde factores sociales como el bajo nivel económico y la falta de apoyo social elevan el riesgo de calidad de vida inadecuada, lo cual frecuentemente se acompaña de síntomas asténicos. Ambientalmente, exposiciones como la contaminación aérea y los climas extremos pueden exacerbar síntomas relacionados con la fatiga, aunque esto requiere mayor investigación específica sobre la astenia.

Diagnóstico
El diagnóstico de astenia frecuentemente involucra una combinación de pruebas clínicas y evaluaciones fisiológicas, siendo primordial descartar otras causas subyacentes. Identificar la astenia puede ser un desafío debido a su presentación amplia y síntomas vagos.El diagnóstico de astenia implica:
- Una historia clínica completa y examen físico detallada.
- Pruebas específicas, como la repetición de la estimulación nerviosa para evaluar el decremento del CMAP tras estímulos repetidos.
- En casos de sospecha de Miastenia Gravis, se utilizan pruebas serológicas (anticuerpos AChR) y electromiografía de fibra única (EMG) para medir el “jitter”.
- Pruebas adicionales, como el test del hielo y resonancia magnética, pueden confirmar el diagnóstico.
¿Cómo tratar la astenia?
La astenia puede abordarse mediante una combinación de tratamientos farmacológicos, terapias, y modificaciones en el estilo de vida, adecuándose a las causas subyacentes de cada individuo. A continuación, se presentan algunas de las opciones de tratamiento más frecuentes:
- Medicamentos: Para el tratamiento de la astenia generalmente se emplean antidepresivos si el factor subyacente es psicológico, y agentes inmunomoduladores en casos relacionados con desórdenes inmunes como la miastenia grave.
- Terapias: La psicoterapia puede ser útil para abordar factores psicológicos que contribuyen a la fatiga, como el estrés y la ansiedad.
- Modificaciones del estilo de vida:
- Ejercicio regular: Se ha demostrado que el ejercicio mejora los niveles de energía y disminuye la fatiga.
- Dieta balanceada: Una nutrición adecuada es crucial para combatir la falta de energía.
- Hidratación y sueño: Asegurarse de estar bien hidratado y practicar buenos hábitos de sueño puede contribuir significativamente a reducir la astenia.
Un ejemplo es el uso de ciertos medicamentos especializados, en pacientes con miastenia grave que no han respondido a tratamientos estándar, demostrando mejoría en los síntomas de debilidad muscular debido a su mecanismo de acción en la reducción de autoanticuerpos.
Cabe destacar que las opciones de tratamiento deben ser adaptadas a cada paciente, considerando la causa específica de su astenia y las condiciones de salud subyacentes
Consecuencias de la astenia
Los efectos a largo plazo de la astenia no resuelta incluyen una notable disminución en la capacidad para realizar actividades diarias y mantenimientos de empleo, impactando tanto a nivel personal como económico. Más de la mitad de los pacientes continúan con dificultades para seguir con sus actividades normales incluso cinco años después del inicio de síntomas. La falta de diagnóstico temprano y tratamiento adecuado, como programas de ejercicio individualizados, contribuye a esta cronificación de los síntomas.La astenia traerá consecuencias muy evidentes y con deterioro de la calidad de vida, como son:
- Incapacidad prolongada que afecta la funcionalidad y el empleo.
- Peores pronósticos en casos de astenia de larga duración, especialmente si se deben a factores psicológicos
- Impactos negativos en la calidad de vida personal y económica.
La importancia de la terapia psicológica
La terapia psicológica juega un papel muy importante en la mejora de la calidad de vida de las personas que padecen astenia, especialmente cuando el origen del trastorno es de naturaleza psicológica. Comprender y gestionar el estrés, la ansiedad o la depresión, que son factores que pueden contribuir a la astenia, se vuelve fundamental en el proceso de recuperación.
Además, la psicoterapia dota al individuo de herramientas para afrontar cambios emocionales y problemas cognitivos, mejorando así su capacidad para manejar los síntomas diarios de este agotamiento persistente. La integración de la terapia en el tratamiento ofrece un enfoque más integral y centrado en el paciente, aliviando no solo el cansancio físico sino también las barreras mentales que dificultan su calidad de vida. En este sentido, priorizar la salud mental es un paso clave para una recuperación más sólida y sostenible.
Este contenido es informativo y ha sido revisado por nuestro equipo clínico. Ten en cuenta que no sustituye las recomendaciones personalizadas que un psicólogo puede darte en consulta. Si sientes que necesitas apoyo psicológico, no dudes en buscar ayuda. Aquí puedes encontrar psicólogos acreditados que están listos para ayudarte.