Hambre emocional: qué es y una mirada más allá de las calorías

Cuando pensamos en la pérdida de peso, a menudo se nos presenta una ecuación bastante simplista: equilibrar lo que consumes con lo que quemas, ¿no es cierto? Sin embargo, esta visión reduccionista pasa por alto un componente esencial de la alimentación y la salud: el hambre emocional.

En este artículo, exploramos la complejidad de esta conexión entre las emociones y la comida, y de qué manera influye en nuestra idea de la búsqueda de nutrición, la salud y la estética. La diversidad corporal y la salud emocional deben ser prioridades en nuestro viaje hacia el bienestar.

¿Qué es el hambre emocional?

El hambre emocional es una forma de necesidad de comer que se desencadena no por una verdadera necesidad fisiológica de alimento, sino por respuestas emocionales. En lugar de comer debido a la sensación de vacío en el estómago o la falta de nutrientes, las personas experimentan este tipo de hambre como una respuesta a sus emociones, como el estrés, la tristeza, la soledad o la ansiedad.

Es un comportamiento en el que la comida se convierte en un mecanismo de afrontamiento para lidiar con sentimientos negativos o para encontrar consuelo y alivio emocional. El hambre emocional se caracteriza a menudo por un deseo específico de alimentos reconfortantes, como dulces, bocadillos salados o comidas reconfortantes que brindan una sensación momentánea de satisfacción emociona

Causas de el hambre emocional

El deseo de perder peso a menudo se origina por razones superficiales: querer encajar en un estándar de belleza irreal o satisfacer las expectativas de la sociedad. Este enfoque es problemático porque ignora las verdaderas razones detrás de la alimentación y la relación con la comida. Las dietas basadas en motivaciones superficiales a menudo resultan en fracasos, ya que no abordan las necesidades emocionales subyacentes y, en consecuencia, se sabe que con el tiempo, la persona que perdió peso siguiendo un déficit calórico tiende a recuperarlo con el tiempo e incluso ganará más peso.

La concepción común sobre la pérdida de peso sugiere que simplemente debemos quemar más calorías de las que consumimos. Si bien esta teoría tiene méritos, ignora un aspecto fundamental: el hambre emocional. Comer no es simplemente una cuestión de calorías; es un acto que puede estar influenciado por una variedad de factores, incluidas nuestras emociones.

Identifica el comportamiento de tu hambre con las emociones

La comida no solo es combustible para nuestro cuerpo; también es un consuelo emocional para muchas personas. Comer puede ofrecer una sensación momentánea de alivio frente al estrés, la soledad o la tristeza. Sin embargo, cuando esta asociación se convierte en la única forma de manejar las emociones, puede conducir a problemas de salud física y mental.

Es vital reconocer que el hambre emocional es una parte natural de la experiencia humana. No debemos reprimir nuestras emociones ni usar la comida como único consuelo; en su lugar, debemos aprender a manejar nuestras emociones de manera saludable y buscar apoyo cuando sea necesario.

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Diversidad corporal y una mente sana

Es esencial reconocer la diversidad corporal y cuestionar el concepto de la gordofobia. Cada cuerpo es único y merece respeto y amor propio, independientemente de su tamaño. La sociedad debe dejar de premiar a los cuerpos delgados y castigar a los cuerpos gordos, ya que esto perpetúa estigmas dañinos y afecta negativamente la salud mental de muchas personas.

Nuestra sociedad ha fomentado la idea de que la delgadez es sinónimo de belleza y éxito, de autocontrol y confianza en sí mismo. Esto ha llevado a la prevalencia de la gordofobia, donde los cuerpos delgados son recompensados y los cuerpos gordos son castigados. Esta obsesión por alcanzar la delgadez a menudo lleva a decisiones poco saludables en busca de una apariencia idealizada, en lugar de priorizar la salud real y sostenible, así como la salud mental que origina y determina en gran medida nuestros hábitos alimenticios.

¿Cómo cuidarte del hambre emocional?

La pérdida de peso, si es un objetivo, debe ser abordada desde una perspectiva de salud y bienestar integral, no desde la presión de cumplir con estándares estéticos poco realistas. La clave está en reconocer y abordar estas emociones de manera saludable; la alimentación consciente y la terapia pueden ser herramientas valiosas. En lugar de buscar dietas extremas, debemos centrarnos en el equilibrio y el bienestar integral.

En última instancia, nuestra relación con la comida es compleja y multifacética. Al reconocer y abordar el hambre emocional, podemos tomar decisiones más informadas sobre nuestra nutrición y salud, y aprender a cuidarnos a nosotros mismos de manera más completa y compasiva. La diversidad corporal y la salud emocional deben ser prioridades en nuestro viaje hacia el bienestar.

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Sobre el autor:

Armando Flores Trejo es un psicólogo online que entre sus principales áreas de atención se encuentran obesidad y sobrepeso, además de manejo de estrés, ansiedad y más. Te apoyará brindándote un ambiente seguro y un espacio de confianza, de ahí es que sentirás la necesidad de sumergirte de lleno en tu proceso. Agenda una cita con Armando.

Referencias 

  • Retana I. (2011) Obesidad y equilibrio metabólico: de la perversión de la sensación de hambre a factores emocionales. Difusora de Información Periódica, S.A. (DINPESA).
  • Jansen A., Houben K., Roefs A. (2015) A Cognitive Profile of Obesity and its Translation into new interventions. Frontiers in Psychology, 6. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2015.01807.
  • Lema R. (2022) Intervenciones no pesocentristas y principios de salud en todas las tallas en el abordaje del sobrepeso y la obesidad. Revisión narrativa de la literatura.Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo, 5(3). https://doi.org/10.35454/rncm.v5n3.384:47-57.